INDUSTRIALIZACIÓN RURAL: CASTILLA-LA MANCHA.

Procesos generales.

Los espacios rurales españoles se vieron afectados durante buena parte del siglo XX por procesos de desindustrialización, que redujeron de forma constante su participación relativa dentro del conjunto. En el periodo conocido como fordista, la gran empresa y la gran fábrica encontraron en la gran ciudad su localización más ventajosa al contar con buenas infraestructuras de comunicación, provisión de todo tipo de servicios, o amplios mercados de consumo y trabajo. Por contra, muchas empresas tradicionales implantadas en áreas rurales se enfrentaron con crecientes dificultades para competir en mercados cada vez más abiertos.

Desde los años ochenta, la revolución en las tecnologías de información y comunicación, que propició la formación de un espacio de redes, junto a la globalización de la economía, se vieron acompañadas por nuevas formas de organización industrial denominadas postfordistas o de producción flexible. Uno de los cambios asociados a esta nueva fase ha sido la dinamización industrial de algunas áreas rurales españolas, tal como demuestra la localización de las nuevas industrias surgidas entre 1981 y 1995 (figura 8). En ese periodo, los municipios por debajo de 10.000 habitantes reunieron el 32% de esos nuevos establecimientos, el 31% de los empleos generados y hasta el 41% de la inversión de capital, al implantarse en ellos algunas grandes multinacionales (Ford en Almusafes, Opel en Figueruelas, Du Pont en Carreño…). Según datos del Directorio Central de Empresas (INE), en 1999 tres de cada diez locales o puestos de trabajo industriales en España correspondían a municipios rurales.

En ellos se superponen dos tipos de procesos complementarios. Unas veces se trata de empresas que abandonan las ciudades por sus mayores costes y se relocalizan en áreas periurbanas o rurales bien comunicadas, donde pueden disponer de suelo barato, mano de obra poco organizada y menores impuestos, a veces complementados por ayudas públicas a la instalación. Pero en bastantes áreas menos accesibles también se aprecia hoy el surgimiento de pequeñas empresas nacidas a partir de iniciativas locales, que aprovechan recursos también endógenos (materias primas agrarias, ahorros familiares, saber hacer por tradición artesanal, excedentes laborales…) para fabricar productos que compiten con los de la industria urbana, bien por su menor coste, o por su calidad y diferenciación: desde muebles a ropa, calzado y artículos de piel, productos de alimentación, etcétera. Los ejemplos de mayor éxito parecen relacionarse con la construcción de sistemas productivos locales en los que las empresas mantienen fuertes relaciones y en donde se realizan esfuerzos para innovar y mejorar así los procesos de producción, la calidad y gama de los productos, su identificación en el mercado, la gestión de la propia empresa, etcétera.

Análisis del área.

Se han tomado tres ejemplos en Castilla-La Mancha que resumen los tipos básicos de procesos de industrialización que acaban de mencionarse.

Un primer núcleo industrial dinámico es Illescas, cabecera comarcal de la Sagra toledana e integrado ya en la franja periurbana que recibe una influencia directa de la aglomeración metropolitana madrileña, a la que se suma el denominado efecto frontera por recibir ayudas de la Unión Europea como Región de Objetivo 1, lo que atrajo cierto número de implantaciones en los últimos años, que se suman a una base tradicional de empresas locales en el sector del mueble. Entre las de procedencia exterior que mejor identifican su actual carácter de periferia metropolitana, pueden mencionarse el caso de Airbus (Construcciones Aeronáuticas), que instaló aquí su fábrica de composites sin desmantelar por ello sus instalaciones en el municipio madrileño de Getafe, o los nuevos polígonos junto a la autovía de Toledo, que cuentan con grandes naves logísticas para el almacenamiento y la distribución (figura 1 y figura 2).

Orígenes y estructura industrial muy distintos son los del municipio conquense de Las Valeras, cercano al embalse de Alarcón. Se trata de un pequeño núcleo de apenas dos mil habitantes, que a partir de una tradición artesana en actividades de carpintería desarrolló en las últimas décadas una fuerte especialización en la fabricación de puertas de madera maciza, ocupando hoy un lugar destacado a escala nacional. Los efectos de imitación y spin-off, por los que antiguos empleados crearon sus propias firmas, han permitido alcanzar un centenar de empresas familiares dedicadas de forma casi exclusiva a este producto, ya sea como carpinterías, fabricantes de tableros y molduras, empresas comerciales y distribuidoras, transportistas, etcétera, lo que genera un paisaje singular en un entorno comarcal sin apenas tradición ni actividad manufacturera (figura 3 y figura 4). Este verdadero monocultivo industrial se enfrenta hoy a un funcionamiento demasiado atomizado, donde apenas comienzan a aparecer las primeras iniciativas para establecer proyectos de cooperación entre las empresas (certificación de calidad, comercialización del producto, solución de problemas ambientales), cada vez más necesarios para enfrentarse a una competencia exterior creciente.

Mayor dinamismo y complejidad es el de Sonseca, en la comarca de Montes de Toledo. Ya en el siglo XIX fue uno de los pocos municipios castellanos capaz de modernizar su tradicional industria pañera, hasta el punto de ser denominada la Manresa castellana en el primer tercio del siglo XX. Pero, tal como señalan los carteles dispuestos en las carreteras de acceso (figura 5), a esa industria textil (confección de géneros de punto) se han sumado en fecha más reciente otros dos sectores que hoy alcanzan mayor dinamismo. Es el caso de la fabricación de mazapán y dulces navideños, donde algunas empresas locales (De la Viuda, Donaire…) alcanzan ya una posición destacada entre los productores españoles, con un esfuerzo de innovación y comercialización especialmente importante (figura 6). Y es también el caso del mueble de madera maciza, de elevada calidad y precio, para el que una asociación local de empresarios ha conseguido importantes mejoras (certificación de calidad, feria anual del mueble, presencia conjunta en ferias internacionales…), que se suman a una alta tasa de exportación hacia los mercados de Europa central (figura 7). Sonseca es buen exponente de sistema productivo local con fuertes relaciones entre sus empresas –sobre todo en el sector del mueble-, pero también una destacada colaboración con otras instituciones (Ayuntamiento, Federación de Empresas de Economía Social de Castilla-La Mancha…), lo que también permite su consideración como ejemplo de medio innovador, donde las iniciativas individuales pueden verse apoyadas por las redes y recursos generados en el propio territorio.

 

Autores: Inmaculada Caravaca Barroso (Universidad de Sevilla).

Ricardo Méndez Gutiérrez del Valle (Consejo Superior de Investigaciones Científicas-IEG)