LOS PARQUES CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS COMO ESPACIOS DE LA INNOVACIÓN: PARQUE TECNOLÓGICO DE ANDALUCÍA (MÁLAGA)

Procesos generales:

          Durante las últimas décadas  ha tenido lugar una revolución tecnológica que está alterando radicalmente la realidad social y económica. Entre las transformaciones que afectan al comportamiento de la industria pueden destacarse las producidas en la escala óptima de producción, en el tamaño de las fábricas, en las formas de gestión y organización de las empresas, en los tipos de empleos requeridos, en los sectores considerados dominantes y en la intensificación de las redes de flujos que interconectan a los establecimientos,  a las empresas y a los territorios.

          Especial atención despiertan las industrias vinculadas a las nuevas tecnologías (telemática, aeronáutica, biotecnológica...), que constituyen la base de las citadas transformaciones. Son las más competitivas, y dinamizan el comportamiento económico de los territorios en que se instalan. Dichas actividades tienden a concentrarse junto a servicios avanzados a las empresas, centros de investigación y universidades, provocando en estos espacios una eficiente integración entre ciencia, tecnología e industria, y conformando complejos industriales de alta tecnología.

          El deseo de reproducir tales comportamientos en otros ámbitos para dinamizar su economía, y potenciar su desarrollo, ha llevado a la creación de otro tipo de espacios innovadores, en este caso planificados: se trata de los parques tecnológicos y científicos. Se caracterizan por ser espacios promovidos por alguna institución pública – a veces en colaboración con otras privadas- con el fin de ubicar en su interior establecimientos productivos relacionados con las nuevas tecnologías, así como centros de I+D, asistencia tecnológica y formación técnica superior. La única diferencia entre ambos es que los parques científicos  no cuentan con actividades directamente productivas.

      Son emplazamientos industriales de una alta calidad urbanística, infraestructural y ambiental (baja densidad, espacios verdes, telepuerto, conexión rápida a los aeropuertos...), donde se instalan las empresas y centros de investigación, ocupando edificios exentos o conviviendo en edificios multiusos, que muchas veces actúan como incubadoras de empresas, albergando durante un tiempo limitado a pequeñas firmas innovadoras de nueva creación a las que ofrecen una serie de servicios.

      El modelo ideal de parque tecnológico destaca la importancia de que puedan intercambiarse ideas e información entre sus ocupantes, además de desarrollarse entre ellos proyectos conjuntos aprovechando las ventajas de la proximidad. Junto a lo anterior, se pretende sobre todo impulsar las relaciones entre las empresas allí instaladas  y el entorno, para difundir las innovaciones generadas en el parque. Esa es la razón de que algunos autores los hayan calificado como polos de desarrollo de la era informacional. No obstante, los resultados conseguidos están siendo muy desiguales, pues mientras que aquellos localizados en ámbitos con cierto dinamismo del tejido empresarial local parecen responder a los objetivos planteados, no ocurre igual con los emplazados en zonas menos desarrolladas que, incluso en algunos casos, se convierten en enclaves tecnológicos aislados de la realidad socioeconómica circundante.

Análisis de área:

          En los años 80 empezaron a planificarse parques tecnológicos y científicos  en España, habiéndose creado ya una serie de ellos aunque algunos no se encuentran aún en pleno funcionamiento (figura 10). En general, se encuentran situados en el entorno de las ciudades y aglomeraciones metropolitanas, que cuentan con infraestructuras, servicios avanzados, trabajadores cualificados, universidades...  Su tamaño oscila entre las 30 ha del de Tres Cantos (Madrid) y las 168 del Parque Tecnológico de Andalucía (Málaga), siendo también  muy diferente su grado de ocupación, que resulta más intenso en los que se localizan en entornos con  mayor desarrollo empresarial y tecnológico, como Tres Cantos (Madrid), Vallés (Barcelona) y Zamudio (Bilbao).          

El Parque Tecnológico de Andalucía, cuyo principal objetivo es el de impulsar el dinamismo empresarial y la modernización tecnológica de la región, se crea en el año 1988 y empieza a funcionar a fines de 1992. Ubicado en Campanillas, a 13 km de la ciudad de Málaga, a 6 del aeropuerto, a 7 de la universidad y a sólo una hora del puerto de Algeciras, ocupa una superficie de 168 ha, de las que el 52 % se destina a zonas verdes (figura 1). Está dotado de  helipuerto, así como de una completa red infraestructural (dos de agua, doble anillo de energía eléctrica, varios de fibra óptica...), además de diversos centros de I+D, laboratorios y servicios avanzados (figura 11 y figura 2 - figura 3).

          Las empresas instaladas en el parque forman parte de sectores ligados a las nuevas tecnologías, tales como microelectrónica, informática, telecomunicaciones, láser, nuevos materiales, energías renovables, productos farmacéuticos... Entre ellas, cabe destacar a Hughes Microelectronics, Cetecom, Telefónica, Ingenia (grupo Fujitsu), Alcatel y Air Liquide (figura 4 figura 5). Cuenta también con una incubadora de empresas y edificio de oficinas en alquiler para empresas innovadoras (figura 6 y figura 7).

            La Sede Social del parque alberga a la sociedad gestora y cuenta con servicios de videoconferencias, centro servidor telemático, auditorio, salas de reuniones y restaurantes. Desde 1995 es la sede mundial de la Asociación Internacional de Parques Tecnológicos (IASP) formada por 180 parques de este tipo, distribuidos en 50 países que aglutinan a más de 10.000 empresas consideradas innovadoras (figura 8). Un último elemento son algunos centros de formación técnica especializada, que completan el sistema de innovación (figura 9).

           El número de empresas instaladas ha crecido de manera constante, pasando de las  51 existentes en 1996 -cuando hacía sólo cuatro años que se había puesto en funcionamiento- a  118 en 1999 y hasta 261 a principios del 2003, lo que supone un crecimiento del 131 % en el primero de los periodos citados,  y del 121 % en el segundo.  Aunque este dato resulta muy positivo, aún no se ha hecho una evaluación precisa sobre sus posibles efectos sobre la economía del área, aspecto de la mayor importancia puesto que es éste el principal objetivo planteado con su creación.

 

Autores: Inmaculada Caravaca Barroso (Universidad de Sevilla). Ricardo Méndez Gutiérrez del Valle (Consejo Superior de Investigaciones Científicas-IEG)