En este paisaje existe un fuerte contraste entre las zonas montañosas y los fondos de valle. Las primeras son abruptas y con escasa vegetación, con un predominio de las calizas y dolomías triásicas (Sierra de Gádor), y las filitas y cuarcitas, ambas del complejo Alpujárride de las Béticas. Por su parte, los fondos de valle, surcados por ramblas (cursos de aguas intermitentes) y recubiertos por materiales detríticos, con algunas zonas de conglomerados, arenas y limos, son explotados desde el punto de vista agrícola, viviendo en la actualidad una enorme expansión los cultivos de enarenados en invernadero, tal como se puede comprobar en la (figura 1). Las principales producciones de regadío son el pimiento y la uva de mesa, mientras que en secano destaca el cultivo del almendro.

De esta forma, contrasta a simple vista la planitud de la vega, reforzada por las extensiones de plásticos y los pueblos diseminados con casas de techos planos, y los abruptos relieves circundantes, de aspecto bastante desolador, por la desnudez de sus laderas (figura 2). Éstos presentan un matorral mediterráneo adaptado a la aridez del clima, que registra una precipitación media anual algo superior a los 400 mm, y una temperatura media anual cercana a los 18º C.

El cultivo sobre arena, o enarenado, y su posterior recubrimiento con plásticos conformando así los invernaderos (figura 3), han convertido a este tipo de agricultura intensiva en el motor de toda la economía del litoral oriental andaluz, por su alta rentabilidad y la buena aceptación de sus productos en el mercado principalmente europeo. Teniendo su núcleo principal en el campo de Dalias, delta del Andarax y Campo de Níjar, los invernaderos se han ido extendiendo paulatinamente, ocupando grandes zonas de tierras en el litoral almeriense, granadino y costa oriental malagueña.

            No obstante, este tipo de agricultura presenta graves problemas ambientales y genera un significativo impacto visual. El agotamiento y salinización de acuíferos ha forzado la construcción de embalses, habiéndose producido en ocasiones una fuerte presión sobre los recursos hídricos. El uso de plásticos, que son sustituidos periódicamente, y la utilización masiva de productos fitosanitarios generan, además, problemas de contaminación que no deberían ser pasados por alto.

Semillas de híbridos de laboratorios holandeses, riego por goteo para el mejor control de los recursos hídricos, la mejora continua de la calidad de los plásticos, el uso masivo de fitosanitarios y fertilizantes son algunas características de la agricultura intensiva y altamente tecnificada de los invernaderos andaluces. Sus productos hortofrutícolas (tomate, pepino, sandía, fresa, melón, etcétera), con dos cosechas anuales en muchas ocasiones, son exportados al mercado europeo.

 

Autor: Jesús Delgado Peña. Universidad de Málaga