La depresión terciaria segoviana se desarrolla al sur de la provincia, bordeando en sentido longitudinal al Sistema Central, y su estrecha y discontinua orla mesozoica. Está formada por una topografía suave, de pequeñas lomas, cuya altitud oscila entre los 900-950 m, que se sucede por el norte con la comarca de Tierra de Pinares (de materiales cuaternarios) y por el Macizo de Sepúlveda (formado por materiales primarios y secundarios). Está surcada por los ríos que tienen su origen en el Sistema Central y que se dirigen al Duero. Por tanto, estamos en tierras altas, en el centro peninsular y al norte del Sistema Central, siendo su clima continental, con veranos calurosos e inviernos fríos, y con presencia de heladas desde el otoño hasta bien entrada la primavera. Su precipitación varía desde el oeste, con 400 mm, a los 700 mm anuales en  la parte más oriental de la provincia. Su vegetación potencial está representada por  encinas, enebros, sabinas, y en las zonas  frescas  aparece el rebollo, aparte de la vegetación de ribera que marcan los cursos fluviales (Croquis de localización).

 Desde época temprana está poblada (en la prehistoria, época romana), pero su auge es  a partir de  la Alta Edad Media, cuando la repoblación cristiana llega hasta la barrera montañosa. Dos van a ser los pilares de su economía desde entonces hasta los Planes de Desarrollo Español: los cereales y la ganadería lanar. Las dos complementarias en su utilización de la tierra (derrota de mieses, rastrojeras), y en su economía familiar. En las orillas de los ríos se desarrolla la huerta, imprescindible en una economía de subsistencia. (figura 1)

Hemos elegido Turégano, situado en la parte central de la depresión (Mapa topográfico y Fotografía aérea).  Ejemplo magnífico, entre otros que también pudieron ser igualmente significativos de esta zona cerealista castellana. Turégano con las características descritas para la zona, de relieve suave, recorrido su núcleo de población por dos arroyos, el Mulas y el Valseco al que se une a pocos metros aguas abajo, un tercero, el Arroyo Pinarejos, es un lugar apto para el emplazamiento humano (figura  2).   Es posible que fuese un “Castrum” ibérico, y que los romanos  habitasen el lugar. Su existencia ya está documentada a principios de siglo XII, en que los Reyes lo donan a la Iglesia segoviana.

Su campo agrario estaba caracterizado por los cereales de secano, fundamentalmente trigo  y cebada y, en menor  superficie, las huertas alrededor de los cursos fluviales, con productos hortícolas y frutales, muy cotizados por su calidad  en los mercados comarcales y de la capital de la provincia. Además  de sus masas forestales  para madera y pastos para el ganado lanar. A partir de la década de los sesenta del siglo pasado se han realizado una serie de actuaciones encaminadas a una modernización de su agricultura y ganadería. Para ello se hizo la Concentración Parcelaria, con una mayor racionalización del espacio agrario, y aunque se ha mantenido el paisaje cerealístico, como nota de identificación,  el cultivo utiliza los métodos modernos  que le ofrece la investigación agraria,  la mecanización  y la introducción de nuevos cultivos, como es el girasol. La huerta casi ha desaparecido por su poca rentabilidad y falta de agua. Actualmente el espacio que ocupaba ofrece un aspecto muy degradado (figura  3). Además su ganadería se ha transformado. Sin abandonar el ganado lanar de época tradicional, ha pasado a la ganadería vacuna y porcina su predominancia, manifestándose en el paisaje en la existencia de grandes naves ganaderas y depósitos de granos y piensos (figura 4 y figura 5)

El núcleo de población ofrece un gran interés. Corresponde al tipo de plano caminero, con un ensanchamiento de forma oval que forma su Plaza Mayor, porticada, teniendo como fondo el Castillo, lugar que ocupó el “Castrum” ibérico (figura  6). Ello, y su gastronomía, la orientan en los últimos años  hacia una actividad turística, a la que se ha unido  el nuevo establecimiento del Museo de los Ángeles, junto con otras actividades de la misma índole.

 

 

Autora: Maria Gloria Sanz Sanjosé. Departamento de Geografía de la Universidad de Valladolid (Campus de Segovia). Plaza de Colmenares, S/N. 40001 Segovia